Escribo
esta entrada mientras estoy en clase de Hematología. Me he levantado a las 5:50
para poder coger un tren e incluso así llegar tarde a clase a las 8 de la
mañana para acabar a las 8 de la misma tarde. Me hizo bastante ilusión ver que
se iban a comenzar a explicar los Linfomas Hodkin: seré sincero, siempre los he
escuchado pero nunca he sabido realmente qué eran, tenía bastante curiosidad y
ganas de enterarme de algo.
Entre
sudores y taquicardia conecto el ordenador dispuesto a coger apuntes y con
todas mis ganas de aprender cosas nuevas. El aula magna va devorando la voz del
profesor que ha venido a dar la charla matutina, monotono, sin modular la voz,
tan solo señalando la diapositiva con su puntero láser mientras nos da la
espalda a toda la clase, lee y no explica nada. Hay ciertas diapositivas que no
tienen texto y son dibujos, pero en ellas sigue dándonos la espalda y
explicándonos datos epidemiológicos, marcadores tumorales, listas infinitas de
datos que no llegamos a comprender y dosis tóxicas de “esto lo preguntan en el
MIR”. Es decir: seguramente para él lo esté haciendo muy bien y no lo pongo en
duda, para nosotros nos está contando una retalía de datos que no logramos
comprender ni anclar entre ellos para poder comprender y que luego las horas de
estudio sean más sencillas.
Más allá
de todo, no es la primera vez que se hace esto en clase y la verdad, no sé por
qué me impresiono pero por lo general son lecturas de powerpoint donde se lee
exclusivamente lo del powerpoint y nada más. Hoy se incluyen los datos que se
dan por hecho y que no importa si los conocemos o no y tampoco si tenemos
alguna duda o no. Es decir, la indiferencia con la que se nos explica miles de
datos. ¿Lo importante de esto? Si tuviésemos tiempo para aprender y dedicarle
en casa estaría genial pero como siempre, un número es el que dice si sabemos
de un tema o no. Sobra decir, en mi opinión, que el número de Linfomas que
seguimos dando después de una hora y veinte minutos de clase sin parar, es
competencia de Libro de Hematología del adjunto del servicio de la misma
especialidad.
Quiero
concluir dando todos los ánimos posibles a cualquiera que lea esto y sienta la
frustración y desesperación de estas clases de horas. Cualquiera que, al igual
que yo, esté harto de la cantidad de datos que nos dan y que sienten que, tras
tantos años y horas de sacrificio, no sabemos realmente nada de la Medicina. Por aquellos que
estamos deseando empezar a tener alguna relevancia en este mundo al que creemos
que llevamos perteneciendo desde hace 5 años. Ánimo y siempre adelante.
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